El Comercio Electrónico es toda forma de transacción comercial o intercambio de información, mediante el uso de nueva tecnología de comunicación. El comercio electrónico, sin dudas, ha permitido ampliar la manera tradicional para vender un producto o servicio a un mercado de consumidores en crecimiento.
Nace como una alternativa de reducción de costos y como herramienta fundamental en el desempeño empresarial; formando parte importante en el mundo de Internet, el cual no conoce fronteras y está transformando al mundo.
Hace sencilla la labor de negocios de los clientes, reduce los costos y precios, y garantiza una disponibilidad las 24 horas del día. Por otra parte, elimina el contacto directo y por ende el conocimiento de la empresa y el cliente; así como también crea desconfianza en cuanto a la seguridad del sistema.
A pesar de todas las formas de seguridad que hay para el Comercio electrónico, estas transacciones tienen un alto porcentaje de riesgos, fraude o alteración de datos personales. La falta de difusión genera en los consumidores desconocimiento, y por lo tanto temor, especialmente aquel relacionado con la confianza del consumidor, como es el temor al fraude.
El temor al fraude es también influenciado por la falta de disponibilidad o la dificultad de usar los medios de pago que el canal exige, y la desconfianza resultante de la percepción que tienen los consumidores.
Existe otro temor importante expresado por los consumidores, como es el temor a que el ciclo de venta no se cierre, es decir, la posibilidad de no recibir el producto o servicio adquirido adecuadamente. Esto influye en el hecho de que los consumidores no deseen comprar en línea y se conformen con la oferta de productos y servicios a través de tiendas.
Existe la necesidad de tener el producto inmediatamente se ha realizado la compra y el hecho de que, según lo expresado por los consumidores, en Lima tiende a haber cercanía entre las tiendas y el consumidor. Esto se complementa con la preferencia de algunos de estos consumidores por visitar las tiendas, probar los productos e incluso regatear.
Para algunas empresas, la implementación de una tienda virtual se ve como un proceso complejo que implica la adaptación de diversos sistemas y procedimientos, lo que refuerza la miopía gerencial respecto a las pocas posibilidades comerciales de un canal como internet. Como consecuencia, la gerencia se concentra en atender a sus canales tradicionales antes que en invertir en la implementación de una tienda virtual.
Existe la falta de una política de Estado que promueva la reducción del fraude electrónico. En este punto se requiere del compromiso de legisladores para diseñar leyes claras que sancionen drásticamente el fraude electrónico en todas sus formas. El contar con una legislación como la descrita anteriormente brindará una fuerte dosis de confianza tanto a empresas como a los consumidores, con lo que se lograrán incrementar los volúmenes de transacciones negociadas a través del canal virtual.
La falta de difusión acerca de la posibilidad y las ventajas de comprar en línea, genera poca confianza para incursionar en este canal de comercio: si las personas no conocen el medio, ¿cómo podrían entonces usarlo? Las sugerencias serian: desarrollar campañas publicitarias en medios masivos que promuevan el uso del canal. Estas campañas deben promover la conveniencia y seguridad de comprar en línea. De igual forma, llevar a cabo campañas educativas hacia el consumidor para que pierda ese temor existente por el uso de la tecnología. Esta campaña podría ser promovida por una asociación de empresas y debiera contar también con el apoyo de entidades financieras y del Estado.
Para disminuir el temor al fraude, se podría promover el uso de medios de pago alternativos al uso de las tarjetas de crédito o débito, estos medios de pago ya existen en otros países y son PayPal o Saf-T-Pay y evitan que el usuario tenga que ingresar los números de su tarjeta y las fechas de vencimiento de la misma reduciendo la posibilidad de fraudes.
Para disminuir la incertidumbre sobre la llegada de los productos adquiridos en internet, se recomienda que todas las tiendas virtuales implementen sistemas de tracking o seguimiento a los pedidos. De esta manera la expectativa del usuario es manejada y se disminuye su incertidumbre, pues todo el tiempo estará informado del estado de su pedido. Es también recomendable acortar los tiempos de despacho y distribución y prometer al cliente los plazos más cercanos a la realidad.
El comercio electrónico en Perú facturaría alrededor de 500 millones de dólares al cierre del 2011, y es un campo que va tomando un mayor dinamismo y protagonismo en la economía nacional, según Visa.
En la actualidad el comercio electrónico en América Latina y el Caribe genera ventas por 21,750 millones de dólares anuales. De ese total, Perú representa el 1.3%, lo que equivale a 280 millones de dólares.
Sin embargo, el crecimiento acelerado que está alcanzando el comercio electrónico hace prever que crecerá a un nivel de 60% en los próximos dos años, hasta llegar a 35,000 millones de dólares.
En el caso particular de Perú, las ventas por Internet se duplicarán hasta alcanzar cifras de alrededor de 500 millones de dólares en el 2011. El uso de las tarjetas de crédito y débito ha sido el motor del crecimiento del comercio vía medios electrónicos en los últimos años.
A continuacion podemos leer un estudio completo sobre el Comercio Electronico en el Peru.
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